


ÍNDICE DEL ARTÍCULO |
1 Composición de la cera |
2 Tipos de cera |
3 Utilidades de la cera |
La cera de abeja es una sustancia casi líquida y blanquecina que segregan las abejas jóvenes (a partir del 12º día de vida) a través de sus glándulas cereras, que están situadas en la parte inferior de su abdomen, entre los anillos 4 y 7. Las abejas son capaces de segregar diminutas escamas de cera casi transparente. Reuniendo muchas de ellas, amasándolas, pegándolas y dándoles forma, construyen sus panales, en los que después podrán alojar miel, polen, jalea real o sus propias crías.
Las escamas de cera que generan las abejas son tan finas que hacen falta 2.000 de ellas para sumar un gramo de cera. Se calcula que una colonia de abejas gasta entre 4 y 12 kilogramos de miel para producir un solo kilogramo de cera. Eso da una idea del enorme trabajo que tienen que llevar a cabo las abejas para construir los panales de una colmena.
También sirve para comprender por qué alcanza un precio tan alto. Por otra parte, como es bien sabido, las abejas moldean la cera para construir panales que, a su vez, están compuestos por celdillas hexagonales. Uno de los grandes logros de las abejas es haber descubierto que esa forma hexagonal es capaz de almacenar más peso en menos espacio, además de ser muy resistente.
Composición de la cera de abeja
La cera que podemos encontrar en una colmena es un éster de ácidos grasos con alcoholes de peso molecular elevado. Desdel punto de vista de la composición química, podemos señalar que la cera está compuesta por un alcohol (C30H61OH) y ácido palmítico (CH3(CH2)14COOH).
Al ser básicamente un ácido graso, la cera tiene un punto de fusión muy bajo. Se funde a partir de los 65ºC, pero es fácilmente moldeable cuando está a más de 40ºC. Si se calienta por encima de los 85ºC, además de fundirse, pierde su característico color amarillo y se vuelve blanca. También pierde propiedades olfativas.
Tipos de cera de abeja
Los apicultores recogen cera de abeja desde hace milenios. El proceso es sencillo: los panales se funden y la cera se aparta del resto de residuos. Se deja solidificar y ya está lista para ser procesada en cualquier otro ámbito. Sin embargo, no todas las ceras son iguales. Podemos establecer dos tipos principales: cera de panal y cera de opérculo.
La cera de panal es el resultado de fundir panales completos. Esto supone que el apicultor envía a una caldera de fundición cuadros que tienen todo tipo de elementos: cera, polen, propóleos, restos de miel, restos de cría, madera, alambres… Además, los panales viejos pueden contener también restos de medicamentos y de alimentaciones artificiales que hayan podido recibir las abejas. De esta forma, al fundirse, la cera conserva trazas de estos elementos y se considera menos pura. Posteriormente puede pasar por procesos de purificación si es preciso.
La cera de opérculo, en cambio, es completamente pura. Los opérculos son las pequeñas capas de cera con las que las abejas cubren la miel ya madura en los panales. Los apicultores cortan esa capa –desoperculan– al cosechar la miel. Y con esas capas, apenas un poco manchadas de miel, se logra la más cera pura y limpia, la que prefieren las abejas y la más valiosa para las industrias que la emplean como materia prima.
En ambos casos, podemos hablar también de cera ecológica si el apicultor tiene sus colmenas en régimen de explotación biológica. En este escenario, ambas ceras, de panal y de opérculo, serán mejores y más seguras. Pero, en el caso de la primera, seguirá habiendo restos de impurezas, si bien ya no aparecerán trazas de productos químicos de ningún tipo.
Utilidades de la cera de abeja
Desde la antigüedad, la cera de abeja se ha utilizado en la cosmética, la farmacia y muchos otros campos. Se sabe que tiene propiedades antioxidantes, hidratantes, antiinflamatorias y antialérgicas.
En la cosmética, forma parte de numerosos productos, como jabones, champús, maquillajes y otros. En la farmacia, se ha empleado en muchas fórmulas magistrales y hoy en día las grandes empresas del medicamento siguen utilizándola. Además, se ha empleado como impermeabilizante, en la escultura (técnica de la cera perdida), en la confección de ceras para el tratamiento de muebles y muchas otras soluciones.
Por supuesto, su uso tradicional más conocido es la elaboración de velas y otras candilejas para proporcionar iluminación en casas y templos. En la apicultura, los apicultores funden la cera de abeja y la reconvierten en láminas de cera estampada, que son las fundaciones sobre las que las abejas construyen nuevos panales en las colmenas.
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