Modificado por Redacción

Presentación de las firmas para la campaña Apicultura patrimonio de la humanidad apicultores con una pancarta

Una imagen de la entrega de las firmas en el Ministerio de Cultura. Foto: COAG.

 

El sector apícola español encabeza un nuevo y firme intento de declarar la apicultura Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Aprovechando el Día Mundial de las Abejas, se han entregado 110000 firmas respaldando esta candidatura e instando al Gobierno a impulsarla ante las Naciones Unidas.

No es la primera vez que en España se promueve la idea de considerar la apicultura Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, es la iniciativa más seria de cuantas se han llevado a cabo. La apadrina la COAG, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, y va respaldada por nada menos que 110000 firmas, una cantidad de apoyos particulares que, sin duda, es todo un espaldarazo para la apicultura en España y fuera del país.

Las firmas de apoyo proceden de la campaña que puso en marcha un apicultor valenciano, Enrique Simó, en la plataforma de activismo digital Change.org. En los últimos años, Simó ha ido sumando personas y organizaciones a su idea y, finalmente, de la mano de COAG, ha presentado ante el Ministerio de Cultura de España esta inusual cantidad de firmas.

Además de presentar las rúbricas y la iniciativa al Ministerio de Cultura, la COAG ha hecho lo mismo en las consejerías de Cultura de varias comunidades autónomas, como Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Cantabria, Canarias, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, La Rioja y la Región de Murcia. El objetivo es que más administraciones se vean comprometidas con este objetivo de lograr el máximo reconocimiento internacional para la apicultura.

Los responsables del sector apícola de COAG se han reunido con Carmen Cabrera, jefa del Área de Convenciones de la UNESCO, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Le han hecho entrega de las firmas y, además, le han presentado un amplio informe que defiende la consideración de la apicultura Patrimonio de la Humanidad.

Este informe considera que las prácticas apícolas deben gozar de esta protección porque encajan en cuatro de las categorías que tiene en cuenta la Unesco:

  1. Tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial;
  2. Usos sociales, rituales y actos festivos;
  3. Conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo;
  4. Técnicas artesanales

truébano o colmena de madera de la IGP Miel de Asturias

Un truébano, colmena tradicional asturiana. Foto: Carmen Alonso Suárez, en Flickr.

En este sentido, Pedro Loscertales, responsable de Apicultura en COAG, ha explicado que “la FAO y la UNESCO han dado la voz de alarma sobre la creciente disminución de insectos polinizadores en todo el mundo. Las abejas melíferas son primordiales para la conservación y el mantenimiento de la biodiversidad y la conservación de especies amenazadas (vegetales y animales). Es necesario que las Administraciones reconozcan el valioso trabajo (empleo verde) que desempeñan los apicultores, convirtiendo su oficio en un servicio medioambiental imprescindible”.

De prosperar esta iniciativa, la apicultura entraría a formar parte del selecto listado de bienes, tanto materiales como inmateriales, que las Naciones Unidas protegen como Patrimonio de la Humanidad. En concreto, al no ser un bien tangible, sino un conjunto de prácticas, saberes y conocimientos, la apicultura se consideraría Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, una categoría en la que, por ejemplo, se incluyen el flamenco o la dieta mediterránea.

La Unesco explica que los bienes que se denominan Patrimonio Inmaterial de la Humanidad son “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia”.

Esta iniciativa de COAG y Enrique Simó se suma a otras ya en marcha, como la que recientemente impulsó el PSOE en el Parlamento de Andalucía para hacer de la apicultura Patrimonio de la Humanidad.

La polinización: un beneficio de 4000 millones de euros

En la presentación, que ha tenido lugar en Madrid, los responsables de COAG han querido subrayar el enorme valor que representa la apicultura para la sociedad. En concreto, han cifrado en 4000 millones de euros anuales el beneficio que la polinización de cultivos y plantas en general supone para España. “En todo el mundo ese beneficio se estima que superaría los 153.000 millones de euros al año”, ha asegurado Loscertales.

Apicultura patrimonio de la humanidad colmenas en los Picos de Europa

Colmenas en los Picos de Europa, Cantabria.

A pesar de esta innegable aportación al bien común, la apicultura no atraviesa sus mejores momentos. El portavoz de la organización agroganadera también ha explicado que “la apicultura es cada vez menos rentable a causa de los bajos precios de la miel. El balance de las últimas campañas es realmente preocupante con un descenso de la cosecha de miel que supera el 40 % y, a pesar de ello, los precios de venta ofertados a los apicultores están por debajo del coste de producción”. Además, ha recordado otros problemas que sufre el sector, como las dificultades que tienen los apicultores para “mantener las colmenas en condiciones óptimas a causa de las múltiples patologías, problemas ambientales y climáticos”. Loscertales señala que se necesita cada vez más dedicación y más formación, “sólo para mantener vivas las colmenas”.

Con todo, el sector de la apicultura mantiene una notable musculatura en España y es el país con mayor producción de la Unión Europea. Los datos que ofrece el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación hablan de algo más de tres millones de colmenas en el país en 2021, un 6 por ciento más que en 2018, con un incremento del 12 por ciento en el número de apicultores, con 35300 explotaciones censadas que generan unos 62 millones de euros anuales (sin contar ese beneficio que supone la polinización).

El consumo de miel en España está unos 800 gramos por persona y año, bastante por debajo del kilogramo per capita que consumen los alemanes, los mayores “devoradores” de miel de la Unión Europea. Los datos indican que la demanda interna de miel para consumo en los hogares está estancada y el sector reivindica más campañas de divulgación para que la población conozca las bondades de los productos apícolas. Además, los apicultores reclaman desde hace años cambios en las normas de etiquetado para que los consumidores sepan exactamente de dónde procede y cómo se ha elaborado la miel que encuentran en el comercio.

Quizá la declaración de la apicultura Patrimonio de la Humanidad sea el espaldarazo para un sector fundamental para el mantenimiento de los ecosistemas, de la agricultura y, en definitiva, de la sociedad.

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