Modificado por Redacción

Avispa mandarina sobre unas plantas
La avispa mandarina podría ser la última amenaza en sumarse a la larga lista de peligros que rondan a la apicultura española. En los últimos días, muchos medios de comunicación se han hecho eco de las palabras de Esther Ordóñez, presidenta del Consejo Regulador de Mel de Galicia, que alertaba sobre la posibilidad de que este insecto llegue a España.

Por tanto, lo primero que hay que tener claro es que la avispa mandarina no ha llegado todavía a España, ni siquiera a Europa. Esto es muy importante, porque se han difundido noticias erróneas al respecto, confundiendo a Vespa Velutina (avispa asiática) con esta otra especie.

Sin embargo, con los caminos de la globalización abiertos, es muy posible que en algún momento este insecto logre llegar a Europa, tal y como hizo la Velutina hace unos años. Por este motivo, las palabras de advertencia de Esther Ordóñez no deben caer en saco roto. Las autoridades de agricultura y medio ambiente de la Unión Europea deberían extremar las precauciones para evitar que esta incómoda avispa llegue al territorio comunitario.

Una avispa muy agresiva

Si consigue llegar, la avispa mandarina traerá con ella su agresivo comportamiento. En Japón, país del que es originaria, causa importantes daños, incluyendo víctimas mortales. Su picadura es muy grave y puede causar fallos renales y comportar la muerte. De hecho, en el país nipón es el animal que más persona mata, con unos 30 ó 40 casos de fallecimiento cada año.

Su dieta se basa sobre todo en insectos, con lo que se cuida su presencia en los campos de cultivo, porque combate las plagas. Pero también puede acudir a los colmenares y alimentarse de abejas, con lo que es un problema para los apicultores.

Su forma de cazar se parece a la de la Vespa Velutina: atrapa las abejas, las trocea y se lleva al nido las partes con más nutrientes. Una vez en su colmena, mastica los pedazos de insectos para elaborar una pasta con la que alimenta a sus larvas.

Las abejas asiáticas han desarrollado mecanismos para defenderse de las avispas mandarinas y otras vespas agresivas: se lanzan sobre ellas en masa y las matan aumentando su temperatura corporal. Pero las poblaciones de abejas europeas no saben cómo protegerse y son víctimas indefensas para estas cazadoras implacables. Cuando las mandarinas localizan un colmenar, lo marcan con sus feromonas para que sus congéneres sigan la pista de la comida. Sus efectos sobre las colmenas son devastadores.

Cómo es la avispa mandarina

Esta avispa, denominada mandarina o avispón gigante japonés, tiene el nombre científico de Vespa Mandarinia Japonica. Es la subespecie más grande del avispón gigante japonés y los individuos adultos llegan a medir cinco centímetros. Es decir, dobla en tamaño a la Velutina y es bastante mayor que la avispa oriental o vespa orientalis, que se ha detectado en la zona de Valencia y en Algeciras. 

Esta avispa mandarina luce un intenso color amarillo intenso con franjas marrón oscuro: cinco en el abdomen y una gran mancha marrón sobre el tórax. La cabeza es amarilla y la patas, oscuras.

Cuentan con un poderoso aguijón de más de medio centímetro de longitud. Con él, inyectan un veneno que daña los tejidos de las víctimas y ataca directamente al sistema nervioso de los organismos. No es el veneno más letal de las avispas, honor que le cabe al avispón filipino (Vespa luctuosa), pero su picadura es muy dolorosa y requiere rápido tratamiento médico para evitar daños en órganos vitales, como los riñones

Aunque es originaria de las islas de Japón, se ha extendido por varias regiones asiáticas: Corea del Sur, China, Taiwán (donde se la denomina ‘cabeza de tigre’) e incluso Rusia: está en la remota región de Primorsky Krai, en la zonas más oriental del país.

Su modelo de reproducción es muy similar al de otras avispas: las reinas hibernan durante el invierno y, al despertar en primavera, buscan comida para fortalecerse y establecer nuevas colonias. Sus nidos están hechos de pasta hecha con pulpa de madera y cada reina deposita unos mil huevos que son fertilizados por los machos en las celdillas.

Por cierto, en algunas zonas rurales de Japón, esta avispa es un suculento manjar y forma parte de la gastronomía local.

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