Modificado por Redacción

Ácaros de varroa sobre una larva de abeja.

Durante muchos años, los apicultores y las autoridades australianas han luchado para impedir que el ácaro de la varroa llegue a sus colmenas. Era el último territorio libre de esta patología que diezma los enjambres de todo el mundo. Ahora, con la varroa Australia, miles de colmenas están en cuarentena para tratar de frenarla.

La alerta saltó hace unos días en el puerto de Newcastle, una ciudad 160 kilómetros al norte de Sidney, en Nueva Gales del Sur, costa este de Australia. Allí se han dispuesto colmenares testigo para detectar de forma temprana la llegada de enfermedades de las abejas, que suelen acceder a nuevos territorios a través de enjambres que se aposentan en barcos. Y en ese colmenar se dio la alarma: ya está la varroa en Australia y asalta de esa forma el último gran territorio del mundo al que todavía no había llegado.

Después de invadir Nueva Zelanda hace unos años, solo Australia se mostraba libre de este temible ácaro. Ahora ya está allí y eso ha puesto en alerta máxima a las autoridades sanitarias y, por supuesto, a los apicultores.

Lo primero que han hecho los responsables australianos de sanidad animal ha sido decretar una amplia zona de exclusión en torno a Newcastle. Y tomar una medida drástica: el sacrificio de todas las colmenas de la zona más cercana al puerto.

Así, se ha trazado una zona de emergencia en un radio de 10 kilómetros en torno al puerto de New Castle y otro foco cercano. Todas las colmenas de esa zona de exclusión, tanto silvestres como domésticas, unas 300, serán eliminadas.

Alrededor de estas dos zonas de emergencia, se han creado sendos cinturones de vigilancia en los que todas las colmenas deben ser vigiladas estrechamente y su movimiento queda prohibido.

mapa de las zonas de contención de varroa en Australia

En rojo, los focos de emergencia y destrucción de colmenas. En morado, las zonas de inmovilización. En amarillo, el área de vigilancia.

Todavía hay una tercera zona que engloba a las anteriores en una amplia área de contención de 50 kilómetros de diámetro. Todos los apicultores de esa zona están obligados a notificar de forma inmediata cualquier anomalía en la salud o el estado de sus abejas.

Las autoridades australianas esperan que estas medidas de contención sirvan para frenar este brote que, de expandirse, amenaza al último territorio del planeta libre de varroa.

Solo en el estado de Nueva Gales del Sur, donde se ha producido este incidente, hay censadas casi 300000 colmenas, propiedad de unos 9400 apicultores. Estas cifras dan una buena idea de la preocupación que ha generado esta noticia. Según Dugald Saunders, ministro de Agricultura del estado, “es una situación realmente preocupante: llamamos a todos los apicultores el estado a colaborar para proteger su industria”.

En un país como Australia, en el que hay unos 30000 apicultores con más de 668000 colmenas registradas, la producción apícola es una de las más importantes del mundo. La varroa en Australia supone una amenaza que Saunders traduce en unas pérdidas de 70 millones de dólares anuales.

Varroa en Australia: ¿cómo ha llegado?

Varroa Destructor, nombre científico de este patógeno, es un ácaro, una especie de arácnido diminuto (1,5 mm de diámetro) que tiene su origen en las abejas del sudeste asiático. Allí convive desde hace milenios con abejas como Apis cerana (abeja asiática), que sabe cómo defenderse de sus ataques porque ambas especies evolucionaron juntas.

A partir de los años 50 del siglo XX, la varroa empezó a expandirse por otras zonas al entrar en contacto con abejas rusas. A partir de ahí, empezó una rápida dispersión por todo el planeta, aprovechando el creciente comercio de abejas y también el cada vez más amplio y rápido tráfico de barcos.

Se cree que fue a bordo de un carguero como varroa llegó a Europa occidental a mediados de los años 80, sembrando la destrucción entre los colmenares y diezmando las poblaciones de abejas, que tardaron muchos años en recuperarse y todavía hoy sufren sus efectos.

En 2000 llegó a Nueva Zelanda, uno de los grandes productores de miel que todavía no había recibido esta plaga. Allí, su llegada arrasó con las abejas nativas y silvestres, causando también estragos en una de las apicultoras de más valor del mundo gracias a mieles como la de manuka, muy cotizadas.

Poco más tarde, varroa alcanzó lugares tan remotos como Hawái, a donde llegó en 2007. Ahora, logra alcanzar el último santuario de las abejas: Australia.

imagen del puerto de Newcastle, punto de entrada de varroa en Australia

Imagen del puerto de Newcastle, punto por el que habría entrado varroa en Australia.

Lo más probables es que, para llegar hasta el continente oceánico, varroa haya viajado de polizona en un barco mercante. Es algo muy habitual: un enjambre de abejas anida en algún rincón de un gran navío y viajan involuntariamente hasta otro puerto. Hoy en día los barcos viajan tan rápido que las abejas sobreviven sin problema al viaje y, al llegar al destino, abandonan el buque y se instalan en tierra.

Una vez en tierra, las abejas infectadas empiezan a interactuar con las locales: entran y salen de sus colmenas, se encuentran en muchos lugares… y se contagian. La expansión del ácaro es muy rápida.

Una lucha sin cuartel contra un enemigo despiadado

La batalla contra Varroa Destructor es implacable. Se libra desde hace décadas en todo el mundo y sigue varios caminos. Por un lado, se buscan medicamentos de síntesis capaces de eliminar la mayor cantidad de ácaros en las colmenas.

Varroas muertas en un peine desoperculador utilizado en la técnico de rasca la cría

Ácaros de varroa sobre larvas muertas en un peine desoperculador utilizado en la técnico de rasca la cría. Foto: Monika Fischer.

El problema es que estos medicamentos suelen dejar residuos, con lo que no se pueden utilizar en cualquier momento. Además, estos tratamientos solo son efectivos para la varroa en fase forética, es decir, cuando el ácaro va agarrado a las abejas, de las que se alimenta chupando su grasa. Sin embargo, no son eficaces con las varroas que están en etapa de desarrollo, ocultas en las celdillas con larvas de abejas.

También se buscan tratamientos ecológicos, que se pueden utilizar en cualquier momento porque no dejan residuos, pero su eficacia es baja y tampoco son efectivos con las varroas ocultas en las celdillas cerradas.

Medicamentos más recientes prometen utilizar moléculas que sí impactan en los ácaros que están en las celdillas, pero todavía son caros y poco probados.

Otros enfoques son más polémicos, como el método de rascar la cría, que propone la eliminación de la cría para reforzar así el efecto de los productos fitosanitarios.

Más allá, se trabaja activamente en la búsqueda de abejas resistentes a la varroa, una vía de investigación que propone seleccionar aquellas cepas de abejas que, por genética y comportamiento, resisten mejor el ataque del ácaro e incluso han aprendido a librarse de él. Esta forma de trabajar es eficaz, pero muy lenta, porque primero requiere una complejísima tarea de selección genética y, posteriormente, la sustitución de la cabaña apícola de todo el mundo.

Finalmente, proliferan las soluciones tecnológicas, como el fondo sanitario, una rejilla que hace que las varroas que se caen de las abejas salgan fuera de las colmenas. También se han desarrollado aplicaciones para detectar varroa por inteligencia artificial o incluso por el sonido que hace el ácaro, una especie de vibración. Además, los apicultores y los técnicos apícolas llevan a cabo test de campo continuamente para detectar la presencia de  varroa.

Todas estas propuestas, unas más eficaces y otras menos, constituyen una gran red de lucha contra un ácaro que, lejos de retroceder, avanza cada año causando grandes pérdidas en la apicultura. Por ejemplo, en 2021 fue uno de los principales problemas para los apicultores españoles, junto con la sequía.

Ahora, varroa llega a Australia y amenaza al último territorio libre de este enemigo que le quedaba a la apicultura. Confiemos en que las autoridades de Nueva Gales del Sur logren detener a varroa antes de que invada todo el país y termine su particular conquista del planeta.

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