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Apicultura de la Unión Europea: colmenas en un prado en Italia

Colmenas en un campo florido en el centro de Italia. Foto: Franco Vannini.

El año que está a punto de terminar será recordado como “catastrófico” por la apicultura de la Unión Europea. Así lo han calificado COPA y COGECA, las grandes uniones de cooperativas europeas, que han hecho balance de la temporada. Según sus datos, la producción de miel en la UE caerá entre un 10 y un 15 por ciento, mientras que aumentarán las importaciones de fuera de la Unión en 4,7 por ciento.

La apicultura de la Unión Europea ha vivido una temporada realmente mala. Los datos de las dos principales organizaciones de cooperativas europeas son elocuentes: en 2020, la apicultura de los 27 registrará una producción de miel que se situará en el entorno de las 245000 toneladas, aproximadamente entre un 10 y 15 por ciento por debajo de las 280000 toneladas que se cosecharon en 2020. Esto supone una situación “desoladora” y un “año catastrófico”, según COPA y COGECA, que recuerdan que 2020 ya fue un año malo.

Esta caída de producción se debe a múltiples factores, especialmente la proliferación de fenómenos meteorológicos adversos, como temporales de extrema dureza (en España, por ejemplo, el temporal Filomena), una primavera fría y lluviosa, o sequías, como la que azota a buena parte de los países ribereños del Mediterráneo e incluso en Finlandia donde apenas había recuerdo de algo así. Incluso se han registrado inundaciones inéditas en lugares como Bélgica o Alemania.

Las situaciones adversas han reducido el tiempo de cosecha de las abejas, impidiendo que se recogiera más miel. De hecho, muchos apicultores europeos han tenido que suplementar la alimentación de sus colmenas para mantenerlas vivas.

A los fenómenos climáticos se han sumado otros problemas, como la expansión de la avispa asiática en países como Francia y España. También la varroa, uno de los más letales enemigos de las abejas, castigan duramente a las colonias europeas.

Apicultura de la Unión Europea: colmenas bajo la nieve

Un invierno duro y una primavera fría y húmeda han castigado la producción de miel. En la imagen, colmenas italianas bajo la nieve. Foto: Andrea Mantelli, en Flickr.

En España, las organizaciones de apicultores ya han expresado también su preocupación por un año marcado por los malos resultados. En Francia, por su parte, se habla de “el peor año de la historia”, con una caída de la producción del 50 por ciento. De hecho, algunas cosechas tradicionalmente buenas, como el romero, el tomillo o el brezo blanco no han existido este 2021.

Ante este panorama, en COPA y COGECA consideran que ya no tiene sentido hablar de “malas cosechas”, porque, a su entender, en la apicultura de la Unión Europea los malos resultado se están convirtiendo en el “estándar”.

Aumentan las importaciones y el fraude en la miel

A pesar de la caída de la producción, los precios de la miel no logran remontar en 2021, con lo que se pone en peligro la rentabilidad de las explotaciones. Esta aparente contradicción se explica por el aumento de las importaciones de miel procedente de países ajenos a la UE. En 2020, entraron al mercado común 177650 toneladas, según datos de la propia Comisión Europea, lo que supuso un aumento del 4,7 por ciento sobre 2019.

Apicultura de la Unión Europea: colmenas en Rumanía

Un típico colmenar rumano. Foto: NH53, en Flickr.

Aún no se conocen los datos de importaciones para 2021, pero todo apunta a que se mantendrán en ascenso. En España, hace unos días, la Organización de Consumidores y la COAG, otra gremial agraria, denunciaron lo que se conoce como el fraude de la triangulación de la miel: el producto, de muy baja calidad o falsificado, entra a la Unión Europea procedente de países como China a través de naciones como Rumanía. Una vez allí, se mezcla con mieles europeas y se etiqueta como “miel de la UE”. Esta práctica, denunciada también por plataformas como “Etiquetado claro ya”, demuestra la baja efectividad de la legislación europea sobre etiquetado de los alimentos. COPA y COGECA también han reclamado de la Comisión Europea cambios en esta normativa para garantizar la seguridad de los consumidores de miel y proteger a los apicultores de la Unión.

Así, las importaciones de mieles de terceros países están castigando duramente a los productores europeos. Los datos que maneja la Comisión Europea señalan que el país del que más miel se importa es Ucrania, con casi 55000 toneladas enviadas a la Unión en 2020, un 30 por ciento más que en 2019. Le sigue China, con más de 39000 toneladas y un aumento del 22 por ciento a lo largo del año pasado. Argentina, México y Cuba también hacen envíos considerables a la Unión.

Esta entrada continuada de mieles procedentes del exterior de la UE impide que mejoren los precios que perciben los apicultores europeos por su miel. Así, el precio medio de la miel a granel de origen ucraniano bajó de 1,83 euros por kilo en 2018 a 1,53 euros por kilogramo en 2020, mientras que, según los datos que aportan COPA y COGECA, producir un kilo de miel en Europa cuesta entre 3,5 y 4 euros.

La segunda mayor apicultura del mundo

A pesar de estas dificultades, la apicultura de la Unión Europea mantiene una notable musculatura. Es el segundo mercado en producción del mundo, solo superado por China, con España como principal aporte.

En los 27 países miembros se contabilizaron en 2020 unos 18,9 millones de colmenas, un 3,9 por ciento más que en 2019. Estas colonias están en manos de algo más de 615000 apicultores, de los que más de 129000 están en Alemania, el país con más personas en la actividad, seguido por Polonia, con más de 74000 y la República Checa, que tiene censados más de 61000. En España se han registrado en 2020 más de 28000 apicultores, según datos de la Unión Europea, aunque el Ministerio de Agricultura español contabiliza unos 35000, de los que el 18 por ciento son profesionales (tienen más de 150 colmenas).

Con estos datos y una producción de 280000 toneladas en 2020, la apicultura de la Unión Europea tiene una balanza exterior negativa: necesita importar miel para cubrir su propio consumo interno. Esta situación, aparentemente contradictoria, se explica por las exportaciones: la miel europea es muy apreciada fuera de la Unión y viaja a muchos países. El principal importador de mieles europeas es el Reino Unido, que en 2020 compró 7859 toneladas a la UE. Tras los británicos se sitúan Suiza, Estado Unidos y Arabia Saudí.